sábado, 7 de noviembre de 2015

Pedro Téllez Girón y de la Cueva


TÉLLEZ GIRÓN Y DE LA CUEVA, Pedro. 1537-1590. 
V Conde de Ureña. I Duque de Osuna. 
Diplomático. Virrey de Nápoles.

Francisco Javier Gutiérrez Núñez:  "Téllez Girón y de la Cueva, Pedro (I duque de Osuna)"
en VV. AA.: Diccionario Biográfico Español, Real Academia de la Historia, 
Tomo XLVII (Solé i Sabarís – Tolosa Latour), Madrid 2013,
 ISBN 978-84-1569-09-6: pp. 741-742. 

           
Hijo de Juan Téllez Girón, IV Conde de Ureña (1531-1558), y de María de la Cueva y Toledo, hija de los duques de Alburquerque y Camarera mayor de la reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II.

Durante su vida contrajo matrimonio en 2 ocasiones. La primera de ellas fue con doña Leonor Ana de Guzmán y de Aragón, hija de los duques de Medina Sidonia, con la que tuvo 11 hijos, entre ellos:

-         Juan, II Duque de Osuna y I Marqués de Peñafiel.
-         María, casada con el Duque de Frías.
-         Ana, casada con el Marqués de Tarifa.

 Su segundo matrimonio sería con doña Isabel de la Cueva y de Castilla, hija de los duques de Alburquerque, con la cual sólo tuvo un hijo, que falleció siendo niño.   


Desarrolló una importante carrera diplomática y militar. Sería herido en la batalla de San Quintín (1557). Con él, el desempeño del cargo de Notario Mayor de Castilla sigue vinculado a la Casa de los Girones. Acompañaría a Felipe II en su viaje a Inglaterra para contraer matrimonio con la reina María de Tudor. Formaría parte del Consejo de Estado, y como diplomático fue embajador en Portugal y Roma. Tuvo una especial relevancia su intervención en la incorporación del reino de Portugal a la Corona.

En el año 1562 recibió de Felipe II la merced de ser el primer duque de Osuna, en atención a los servicios hechos por su padre a Carlos V, siendo camarero del rey. Posteriormente se le concederá el Toisón de Oro. De esta forma se consolidaba su villa de Osuna, como capital de su estado andaluz, compuesto por los señoríos de: Archidona (Málaga), Olvera (Cádiz), Osuna, El Arahal, Morón de la Frontera y La Puebla de Cazalla (Sevilla).

En el año 1563 abandonó su villa de Osuna, y se establece en Castilla y en la Corte. En el año 1568 el rey le concedería el marquesado de Peñafiel para su hijo, título que desde ese momento siempre se vinculó al primogénito de la Casa ducal de Osuna. Al año siguiente en 1569, intervendría en la represión de los moriscos de las Alpujarras.

 Su regreso a Andalucía se produce en el año 1573, con motivo del recrudecimiento de los conflictos que la Casa mantenía con los distintos Concejos de sus villas señoriales desde la época de su padre. En los años 1573-1574 se produjo en su villa de Morón una auténtica revuelta popular que desafió la autoridad señorial, al emprender los vecinos de esta villa una lucha contra sus representantes ducales en busca de conseguir su autogobierno.

Felipe II le despachó título de Virrey y Capitán general de Nápoles, fechado el 22 de diciembre de 1581. Tomó posesión del cargo en Nápoles el 28 de noviembre de 1582, sustituyendo al príncipe de Pietrapierzia.

Con él se inicia una tendencia en la Casa Ducal de Osuna, la ocupación de importantes cargos en Cataluña e Italia (Nápoles, Milán y Sicilia), a lo largo del siglo XVII, así como el inicio del absentismo del señor de sus estados. El I Duque de Osuna sería Virrey de Nápoles (1582-1586), el III Duque lo sería de Sicilia (1610-1615) y de Nápoles (1615-1620), el IV Duque también lo sería de Sicilia (1656), y el V Duque, ejerció como Virrey de Cataluña y Gobernador del Estado de Milán (1669-1674).

Durante su mandato virreinal ejercería una política antinobiliaria y de control social que provocó que se ganara una enemistad casi generalizada. En 1583 fue agasajado con arcos de triunfo con motivo del día de San Juan Bautista. Durante su mandato tuvo que afrontar en el año 1585, una grave carestía provocada por la escasez de trigo, que terminó en revuelta popular, que logró apaciguar de forma violenta. Su rigidez en lo político tiene un contrapunto en el impulso que le dio a ciertas obras públicas para mejorar el abastecimiento de la ciudad, y en garantizar la seguridad defensiva del reino.          

Posiblemente durante su estancia en Nápoles, estuvo acompañado de su nieto Pedro Téllez Girón (futuro III Duque de Osuna), que se formaría y educaría en la cultura italiana, lo cual favorecería que también ocupara años más tardes el mismo virreinato de su abuelo.  

Pedro Téllez Girón, I Duque de Osuna, a su marcha de Nápoles sería sustituido por el conde de Miranda. Ya enfermo no tuvo ningún otro cargo. Otorgó testamento en Madrid el 13 de septiembre de 1590,  en el cual insistía en la fidelidad de su Casa con respecto al rey. Fallecería ese mismo año. Sus restos mortales se encuentran en la capilla del Calvario, en la cripta ducal del Santo Sepulcro, en la Colegiata de Osuna, así como la de su esposa Leonor Ana de Guzmán (fallecida en 1573).


BIBL.: CABRERA DE CÓRDOBA, Relaciones de las cosas sucedidas en la Corte de España desde 1599 hasta 1614, Martín Alegría, Madrid 1587, pág. 345. ARTALE RASCAGLIA, Imprese, motti e versi fatti in lode dell´Illustrissimo et Eccellentissimo Signor Don Pietro Girone, Duca di Ossuna, e Vicerè di Napoli, nelle solenni Festività del Santísimo Sacramento, e del glorioso san Giovanni Battista nell´anno 1583, Giosppe Cacchii, Nápoles 1584 (ejemplar en Biblioteca Nacional de París, K-5338). N. F. FARAGLIA, “Il tumulto napolitano dell´anno 1585”, en Archivio Storico per le Province Napoletane, XI, 1886, págs. 433-436. R. VILLARI: La rivolta antispagnola a Napoli. Le origini (1585-1647), Roma-Bari, LAterza, 1967, ed. española Alianza Editorial, Madrid 1979. F. LEDESMA GÁMEZ, “Violencia señorial y respuesta popular: Morón, 1574”, en Mauror nº 1 (Morón de la Frontera, 1996), págs. 63-70. J. I. MARTÍNEZ DEL BARRIO, “La vocación europeísta de la nobleza andaluza en la Edad Moderna: La Casa de Osuna en Italia”, en Actas del II Congreso de Historia de Andalucía (Córdoba 1991), Junta de Andalucía, Cajasur, Córdoba 1995, Tomo 7. Vol. I. Historia Moderna,  págs. 474-475. F. LEDESMA GÁMEZ, “Morón y los Girones: El reflejo documental de una relación conflictiva (siglos XVI-XVIII)”, en Actas de las V Jornadas de Temas Moronenses (26 al 30 de septiembre de 2001), Fundación Fernando Villalón (Patronato Municipal de Cultura) - Exmo. Ayto. de Morón de la Frontera, Morón de la Frontera (Sevilla), 2003, págs. 75-96.


                                                                                                              Francisco Javier GUTIÉRREZ NÚÑEZ

Juan Téllez Girón y de la Vega


TÉLLEZ GIRÓN Y DE LA VEGA, Juan. 
Osuna 25.IV.1494 - Osuna, 19.V.1558. IV Conde de Ureña.



Francisco Javier Gutiérrez Núñez:  "Téllez Girón y de la Vega, Juan (IV Conde de Ureña)"
en VV. AA.: Diccionario Biográfico Español, Real Academia de la Historia, 
Tomo XLVII (Solé i Sabarís – Tolosa Latour), Madrid 2013,
 ISBN 978-84-1569-09-6: pp. 753-755. 



Sería el tercer hijo de Juan Téllez Girón, II conde de Ureña, y Leonor de la Vega, y en principio estaba alejado de la sucesión y de los avatares políticos y militares de su linaje; el cual había alcanzando gran predicamento durante el reinado de Enrique IV, gracias a su abuelo Pedro Girón, Maestre de la Orden de Calatrava.

Ante tal circunstancia recibiría una educación destinada a ser eclesiástico. Ella fue dirigida por su madre, siendo esmerada y singular para su tiempo, entre lo medieval y lo moderno, entre lo escolástico y lo humanista. Se centró en el estudio de las letras, la gramática, los sagrados cánones, la música y la pintura. Todo ello moldeó su personalidad, siempre proclive a las letras, al estudio y al rezo, antes que al ejercicio de lar armas. Sin embargo por falta de vocación, abandonó el proyecto paterno y no se consagró, retirándose a la villa del Arahal, donde viviría con una modesta pensión. Se le atribuye la repoblación de esta villa.

Sobre su personalidad se conserva una valoración hecha por Jerónimo Gudiel: “era de claro entendimiento y de reposado juicio, de entrañas blandas y muy amorosas, su trato y conversación era lleno de discreción y dulzura, que aficionaba grandemente a todos los que conversaban de él”.

El 25 de abril de 1531 a la muerte de su hermano Pedro (III conde), llegaría a un acuerdo y capitulación con su viuda Mencía de Guzmán, quién reclamaba los señoríos para su hija Mariana Girón. Ésta terminó por ser excluida de la sucesión y Juan heredaba y tomaba posesión del mayorazgo de los Girón.

El 25 de abril de 1532 contrajo matrimonio con doña María de la Cueva, hija del II duque de Alburquerque. Con ella tuvo 6 hijos, aunque sólo sobrevivieron 4:

  1.      Pedro (I duque de Osuna). Casado dos veces, la primera con doña Leonor Ana de Guzmán y Aragón (hija de los duques de Medina Sidonia) y la segunda con doña Isabel de la Cueva y de Castilla (hija de los duques de Alburquerque).
  2.            María, casada con el Duque de Nájera.
  3.            Magdalena, casada con el Duque de Aveyro.
  4.         Leonor, casada con Pedro Fajardo Fernández de Córdoba, III Marqués de los Vélez. Ella falleció el 6 de julio de 1566, contrayendo el Marqués un segundo matrimonio con Doña Mencía Requesens y Zúñiga en el año 1571.


Juan Téllez Girón sería Camarero Mayor de Carlos V, Notario Mayor de Castilla y miembro de su Consejo. Asistió a las Cortes de Toledo del año 1539. Sin embargo su paso por la Corte fue efímero, porque pronto se retiró a Osuna para administrar sus estados. Afrontó un proceso de reconstrucción y saneamiento de la hacienda y administración señorial, pagando las deudas que le dejaron su padre y su hermano.


Él y su esposa realizarían un amplio proceso de mecenazgo cultural y religioso en su villa de Osuna, siendo los artífices de la fundación de Iglesia Colegial de Nuestra Señora de la Asunción (1534), más conocida como la Colegiata, donde situaría el panteón de los miembros de su linaje (Santo Sepulcro). Además acometieron la fundación de la Universidad la Concepción (8 de diciembre de 1548), su Colegio Mayor y el Hospital de la Encarnación. Osuna se convertiría en un centro cultural de importancia bajo la influencia del Renacimiento sevillano. A él mismo se atribuyen incluso algunos de los murales de la sala “Girona” de la Universidad de Osuna.

Su estado señorial andaluz se componía de las villas de Archidona (Málaga), Olvera (Cádiz), Osuna, El Arahal, Morón de la Frontera y La Puebla de Cazalla (Sevilla). En dichas villas realizarían hasta 16 fundaciones religiosas, 12 masculinas y 4 femeninas. Durante su vida realizó 14 fundaciones, siendo completadas con 2 más por su viuda (concepcionistas de Osuna y mínimas de Archidona). De las 12 fundaciones masculinas, los franciscanos contaron con 4 conventos, los mínimos con otras 4, los dominicos con 2, y los agustinos y carmelitas tan solo con una. Este ciclo de fundaciones sin duda hay que ponerlo en relación con la creación de la Universidad y, sobre todo con su Facultad de Teología.

 Otorgaría testamento en Osuna el 12 de octubre de 1556 ante el escribano Alonso de la Cámara, y codicilo el 5 de mayo de 1558. En su testamento de 1558 declaraba haber invertido más de 300.000 ducados en todas sus fundaciones. Este documento nos descubre cuáles fueron las devociones que marcaron su vida, el Santísimo Sacramento, la Inmaculada Concepción, Ntra. Sra. de la Encarnación y San Marcos, por ser el 25 de abril el día en que nació. Dicho día heredó el condado, se casó y tuvo una de sus hijas. Continuando su labor su hijo Pedro, V conde de Ureña y I duque de Osuna, realizaría otras 8 fundaciones más.

 Juan Téllez Girón falleció en Osuna el 19 de mayo de 1558. El día de su entierro su féretro fue llevado entre otros por su hijo Pedro (futuro I duque de Osuna), por el marqués de los Vélez (su yerno), y por el duque de Arcos (su sobrino), desde su palacio-fortaleza hasta la Capilla del Santo Sepulcro, en la misma Colegiata que él fundó. Su epitafio resume toda su vida y trayectoria:

“Aquí yace el Ilmo. Y Excmo. Sr. D. Juan Téllez Girón, IV Conde de Ureña, gran cristiano y amigo de obras santas en las cuáles empleó su vida y su hacienda, reedificando muchas iglesias y casas de oración en sus Estados, fundando y dotando en el de esta Andalucía 16 Monasterios, la Universidad y el Colegio, Iglesia Colegial de aquí y esta Capilla del Santo Sepulcro, para entierro de sus padres. Fue casado con la Ilma. y Excma. señora Doña María de la Cueva, y murió antes que ella y muy santamente con grande fervor y ayuda de Nuestro Señor, día de la Ascensión como lo había deseado, en esta su villa de Osuna a 19 de mayo de 1558”.

Su esposa doña María de la Cueva fue camarera de la Reina doña Isabel de Valois, con la cual comparte la introducción y promoción en España de la devoción de la Virgen de la Soledad por los Padres Mínimos. San Francisco de Paula en señal de agradecimiento por su protección regaló al rey de Francia una pintura representando a la Virgen dolorosa. Ese cuadro terminó siendo cedido por el rey galo a su hija Isabel de Valois, y pasó a España cuando se casó con Felipe II. Isabel tuvo el deseo de tener esa misma imagen en escultura, y le encargó a Gaspar de Becerra la ejecución de la misma. Tras varios intentos, la imagen tallada terminó por ser aceptada por la Reina. Ésta, encargo a la condesa de Ureña, que vistiera la imagen con la indumentaria de luto usada por las viudas de la Casa Real española, que consistía en una túnica de lino blanco con plegado múltiple vertical y manto negro. La imagen terminó siendo venerada en el convento de la Victoria  de Madrid, a la cual estuvieron muy vinculados posteriormente los duques de Osuna.

El 9 de abril de 1566 fallecía su esposa en el Palacio Real de Madrid, siendo depositados sus restos en el convento de Santa María de la Cruz, en las cercanías de Madrid. Posteriormente fueron trasladados y depositados en el Santo Sepulcro de la Colegiata de Osuna, juntos a los de su marido.


Francisco Javier GUTIÉRREZ NÚÑEZ


BIBL.: Fray José Gómez de la Cruz, Prodigiosa vida y admirable muerte de nuestro glorioso Padre San Francisco de Paula, Madrid, 1727, págs. 366-371.A. M. ARIZA Y MONTERO-CORACHO, Bosquejo biográfico de Don Juan Téllez Girón, IV conde de Ureña, Imprenta de E. Trujillo, Osuna, 1890. F. OLID MAYSOUNAVE, Una figura del siglo XVI osunés: Don Juan Téllez Girón, IV conde de Ureña y sus fundaciones. Osuna, 1940. H. SANCHO DE SOPRANIS, “Don Juan Téllez Girón y la Universidad de la Concepción de Osuna”, en Hispania, 1958, vol. XVII, págs. 358-436. I. ATIENZA HERNÁNDEZ,  Aristocracia, poder y riqueza en la España Moderna. La Casa de Osuna, siglos XV-XIX, Siglo Veintiuno de España Editores S. A., 1ª edic., Madrid 1987, págs. 100, 110, 122, 177, 259, 273 y 331. A. DE LA BANDA Y VARGAS, La Colegiata, Caja de Ahorro San Fernando de Sevilla y Jerez, Sevilla 1995. J. I. MARTÍNEZ DEL BARRIO, “La vocación europeísta de la nobleza andaluza en la Edad Moderna: La Casa de Osuna en Italia”, en Actas del II Congreso de Historia de Andalucía (Córdoba 1991), Junta de Andalucía, Cajasur, Córdoba 1995, Tomo 7. Vol. I. Historia Moderna,  pág. 474. M. GARCIA FERNÁNDEZ, “Señores y vasallos en la Osuna del Renacimiento: Los Primeros Condes de Ureña (1469–1558)”, en Apuntes 2. Apuntes y documentos para una historia de Osuna, nº 1 (Osuna, Diciembre 1996), págs. 7-24. M. NOZALEDA MATA, F. LEDESMA GÁMEZ, “La Hacienda de la Casa de Osuna en el siglo XVI: historia de un mito”. Apuntes 2. Apuntes y documentos para una historia de Osuna, nº 1. Sevilla, 1996, págs. 94-110. V. SÁNCHEZ RAMOS, “Sangre, honor y mentalidad nobiliaria: la Casa Fajardo entre dos siglos”, en Revista Velezana nº 24 (Vélez Rubio, 2005), pág. 32. F. J. GUTIÉRREZ NÚÑEZ, “La presencia de la Orden mínima en el estado señorial de Osuna. El caso particular del convento de La Puebla de Cazalla (Sevilla), (1555-1835)”, en V. SÁNCHEZ RAMOS, V. (ed.): Los mínimos de San Francisco de Paula en Andalucía, Instituto de Estudios Almerienses, Ayuntamiento de Vera (Almería), Orden Mínima, Almería 2006, págs. 339-348.

Desvelada la autoría del camarín de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Marchena)

    Desvelada la autoría del camarín de 

Nuestro Padre Jesús Nazareno



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El marchenero Joaquín Márquez ha llevado una investigación de 'Las colecciones estilistas de Imaginería Sevillana en las antiguas colonias españolas en Guatemala y la Villa Ducal de Marchena España)', en la que aparte de algunos parecidos entre imágenes religiosas de tan lejanos lugares, ha desvelado que el camarín de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que se proyectó en 1718, es autoría de Juan Pérez y Juan Muñoz. Además, en su estudio, publicado en el último número de la Revista Modelino especializada en escultura, Joaquín Márquez muestra el parecido entre la Virgen de la Palma antes de su restauración y una Virgen de los Dolores de Guatemala.
El autor defiende en base a documentación encontrado en el Fondo del Arzobispado de Sevilla, concretamente un auto del Arzobispo, que los autores son Juan Pérez y Juan Muñoz, lo que desmonta la creencia de que era obra de Jerónimo de Balbás, por introducir este los estipetes en España.



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En cuanto a las Iglesias marcheneras, el autor exponía el pasado año la pieza expuesta como objeto ex voto en la Iglesia de Santa María pertenecía a un fragmento de pez sierra.
En esta ocasión, el descubrimiento va más allá aún, pues se trata del camarín de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Señor de Marchena, ante el cual el pueblo marchenero ha rezado desde hace unos cuatro siglos, casi tres de ellos de historia en el famoso camarín.

Aparte de la posible autoría de Balbás, se había argumentado la posibilidad de que fuera obra de Tomás Guisado, al actuar de fiador del contrato para el dorado del retablo concertado con Miguel Carreño en 1756, quedando eso sí confirmado según el estudio de Márquez, que a este último pertenece la autoría de las dos puertas del camarín, que según se señala en el texto debía por entonces contar ya con cerca de tres décadas desde su construcción, a juzgar por el zócalo del mármol con la escritura 1727.
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El seis de julio de 1718 iniciaría la petición de autorización para el camarín la hermandad de Jesús, firmada por su mayordomo Juan López Díaz. Dos días más tarde, el licenciado Diego Ponce de Lucenilla instaba a Juan Pérez y a Juan Muñoz, que rezan como maestros de albañilería y carpintería, declarar el lugar donde la hermandad instalaría el camarín, que fue a espaldas del altar mayor, puesto que no consta que éste aún tuviera retablo, indica Joaquín Márquez en su estudio.

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El investigador marchenero explica que Alonso de Baeza y Mendoza emitió el auto arzobispal para que Pérez y Muñoz realizaran el camerín, dictado en 3 de agosto de 1718.

Asimismo, aparte de que las puertas las realizara Tomás Guisado, es posible que el socio de Juan Muñoz, el escultor José de Guillena, también participara en la realización de esta obra.

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Por otra parte, dentro del mismo estudio, Joaquín Márquez refleja relaciones entre la escultura de la Virgen de la Palma antes de ser restaurada y la de Nuestra Señora de los Dolores de Guatemala, atribuyendo a ambas un cariz dulce y sereno, cejas arqueadas en forma de media luna, tratamiento idéntico de numerosos rasgos faciales y musculatura de cuello o delicadeza en las manos.

La presencia de colonos españoles procedentes de Marchena como Andrés Romero o la posibilidad abierta por el restaurador de la Virgen de la Palma, Juan Pérez Conde, de que esta talla pueda ser de origen colonial, así como la frecuente actividad comercial vía marítima entre ambos continentes, fortalecen las tesis de similares orígenes y formas de esculpir, siendo probable que la Virgen de la Palma date de la primera mitad de siglo XVIII, al igual que la parecida Virgen de los Dolores de Guatemala.

Asimismo, los detalles en el templo de San Agustín, donde se reflejan motivos frutales propios del trópico o ángeles amerindios en yeserías, refuerzan el estudio de Joaquín Márquez en el que insiste en las importantes relaciones de la imaginería de ambos puntos del continente.


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jueves, 29 de octubre de 2015

Jornadas de la ASOCIACIÓN CULTURAL POR EL PATRIMONIO DE MARCHENA (Septiembre 2015)



Sergio de la Gándara: La lucha por el dominio del Adriático en el siglo XVII: Venecia y el Duque de Osuna

LA LUCHA POR EL DOMINIO DEL ADRIÁTICO 

EN EL SIGLO XVII: 

VENECIA Y EL DUQUE DE OSUNA



Antes del verano os traíamos nuestro primer artículo enmarcado en la edad moderna europea acerca de los Uscoques, en el que dejamos de lado la participación del duque de Osuna en estas disputas, por ello, hoy os traemos un pequeño artículo acerca del Duque de Osuna y su implicación en las disputas con Venecia en el Adriático en el primer cuarto del siglo XVII.
El Duque de Osuna y Venecia
En la fase final de la guerra entre Venecia y los Uscoques, entró en el tablero el Duque de Osuna como virrey de Nápoles para defender sus derechos en el Adriático, y aunque no fue una potencia aliada de los Uscoques, tuvieron un objetivo común, Venecia. Por ello, Osuna se encargó de ejercer una gran presión sobre Venecia, además de ayudar a Austria en la guerra,  propiciando que se equilibrara la balanza en el conflicto entre Venecia y los Uscoques.
¿Quién fue el III Duque de Osuna?
Don Pedro Girón (Fuente: Wikimedia).
Se trata de Don Pedro Téllez-Girón, III duque de Osuna y VII conde de Ureña. Nacido en 1574 en Osuna, desconocemos gran parte de su infancia y juventud, aunque podemos atestiguar una cuidada formación en latín, matemáticas y otras materias en Nápoles, además de asistir a cursos en la Universidad de Salamanca y la de Alcalá. Posteriormente estuvo decidido a viajar, aunque no poseemos gran información sabemos que estuvo en Londres y en 1593 en París dónde posiblemente se reuniera con Enrique IV.
Su juventud queda retratada por una serie de aventuras galantes, duelos y problemas con la justicia. Además de su fama de mujeriego, era conocido por crear altercados por las calles, y por ello en junio de 1594 el Consejo de Castilla ordena al Regente de la Audiencia de Sevilla su búsqueda y arresto para que cumpla el destierro al que había sido condenado. Finalmente, tras una serie de idas y venidas, en 1596 quedan tanto él como su mujer encerrados en la fortaleza de Alaejos. Aún desterrados, pero ya en libertad, a partir de 1598 trasladan su residencia a la corte, a Madrid.
A partir de 1602, se fue a Flandes donde hizo una carrera militar brillante de donde acabó volviendo en torno a 1608, tras la tregua firmada por Felipe III en 1606, a la cual el propio Osuna se había opuesto. En 1610, fue nombrado por el Consejo virrey de Sicilia tomando el cargo el 9 de marzo de 1611 en Milazzo.
Sólo queda destacar su gran amistad con Francisco de Quevedo, con el que colaboró para llevar a cabo la Conjura de Venecia en 1611.
Contexto
Cuando Osuna llegó en septiembre de 1616 a Nápoles, la política de la monarquía española frente a Italia, estaba centrada principalmente en la guerra con el Duque de Saboya, que aunque había sido interrumpida por la paz de Asti en 1614, a mediados de 1616 se había reanudado.
Frente a ello, Venecia, viendo la posición en el mediterráneo de la corona española, sostenía una política claramente anti-española, aunque siempre desde la prudencia conservando las manifestaciones al exterior y los protocolos de respeto.
Debido a que Venecia ejercía una fortísima presión en el mar adriático, que llego al punto en 1617 de cobrar un impuesto a aquellos barcos no venecianos que surcaran este mar, Osuna vio razones suficientes para iniciar una guerra con Venecia, ya fuera declarada o no. Es vital tener en cuenta, que si Venecia dominaba este mar, toda la costa oriental de Nápoles quedaba bajo un mar “ajeno” a su dominio, y teniendo en cuenta que uno de sus puertos más importantes, Brandisi, se localizaba en esta área necesitaban controlar estas aguas.
“Guerra con Venecia”
La estrategia anti-veneciana del Duque de Osuna estaba centrada en el Adriático, usando como excusa la intensificación del comercio en estos territorios, aunque su motivación principal fue desviar a navíos venecianos que apoyaban en la guerra al Archiduque Fernando. El gran problema para los venecianos de la entrada de los navíos de Osuna al mar Adriático fue que estos apoyaban a los Uscoques.
A finales de enero de 1617, Osuna recibió una carta de Felipe III en el que le ordenaba preparar un bloqueo naval a Venecia fingiendo que era una iniciativa del virrey de Nápoles sin órdenes de Madrid. Por ello, llamó a levas y forzó el paso por las tierras de la Iglesia, a pesar de la férrea oposición del Papa, de las tropas reclutadas en Lombardía. Poco después, el 1 de abril, escribió a Felipe III informándole de la situación de los preparativos para enfrentarse a los venecianos.
Simultáneamente, Venecia viendo los movimientos del nuevo virrey de Nápoles, solicito ayuda a sus aliados consiguiendo un refuerzo por parte de la flota holandesa. Por ello, Osuna envió 19 galeras al golfo de Venecia para reforzar su flota corsaria que estaba bloqueando el puerto tal y como le indicaba a Felipe III en una carta el 1 de mayo de 1617. Pero había reaccionado demasiado tarde, la flota holandesa llegó a mediados de abril al puerto de Venecia sin muchas complicaciones.
En este contexto, se produce el asesinato del primer ministro Concini, favorito y amante de la reina María de Medici. Este evento formaba parte de una conjura que hizo caer a la familia Médici poniendo en su lugar a un grupo de grandes señores que, en principio, era propicio a un acuerdo con España sobre Saboya, lo que supuso un cambio radical en la política del resto de potencias respecto a Venecia. Tras ello, Felipe III le mandó una carta al Duque de Osuna ordenándole que no entrasen más navíos en el Adriático, cuya respuesta al rey es negativa, y en la cual se permite decirle al rey y al Consejo de Estado lo que deben de hacer. De manera coetánea, recibe una carta del Archiduque Fernando, en la que le pide todo lo contrario que Felipe III, solicita que entren más navíos en el Adriático para así aliviar la presión veneciana sobre el puerto de Friuli, acción que también le había pedido el Marqués de Bedmar, embajador español en Venecia, aunque en este caso de manera indirecta en una carta fechada el 13 de junio de 1617.
Sorprende el hecho de que el 20 de junio, vuelva a recibir una carta de Felipe III en la que se retracta de su carta anterior, cambiando la política exterior de Madrid y haciendo caso a lo que Osuna les había recomendado.
En definitiva, tras los últimos acontecimientos y el frecuente intercambio de misivas, a partir de mediados de junio de 1617 los enfrentamientos con Venecia se llevaron a cabo de forma deliberada, aunque sus navíos nunca llevaron símbolo alguna referida a ninguno de los monarcas, y por tanto la guerra no fue declarada deliberadamente. Produciéndose el primer enfrentamiento por parte de Osuna a la fortaleza de Lesina en la costa dálmata de Venecia. Posteriormente, en julio, con refuerzos de diferentes estados, entraron en el adriático 18 galeones 33 galeras y 4 bergantines bajo la bandera corsaria del Duque de Osuna. Produciéndose el enfrentamiento el 14 de julio entre la flota de Osuna y la veneciana, aunque la flota veneciana se refugió en Zara a pesar de que superaba en número a la flota de Osuna.
Por todas estas acciones y el clima de tensión, Don Pedro Girón fue declarado enemigo de la República de Venecia, ya que creían que era capaz de entrar en Venecia con su flota en cualquier momento.
No sería hasta comienzos de agosto, cuando Felipe III le ordenara que sacase la flota del Adriático para apoyar la guerra en Lombardía, obteniendo en este caso respuesta afirmativa y Osuna obedeció, al menos en parte. Únicamente desvió los navíos de la corona, mientras mantenía a su flota corsaria. Inmediatamente después, el rey le ordenó lo contrario para evitar que llegaran los refuerzos holandeses, pero el intercambio de misivas entre Nápoles y Madrid fue lento y confuso, sumado a que la línea de las negociaciones de la corona no estaban claras.
Finalmente, se llegaría a la paz entre Saboya y Mantua en 1617. La finalidad de esta paz fue acabar con los Uscoques, que habían sido alentados por el Duque de Osuna, y a cambio, Venecia devolvería al emperador Fernando todas las playas y puertos tomados, aunque las negociaciones por las disputas con España se negociarían aparte.  El Duque de Lerma se comprometió a no volver a organizar ofensivas contra Venecia ni por tierra ni por mar, aunque Osuna mantuvo su flota corsaria en el Adriático obteniendo su mayor victoria frente a los venecianos el 20 de noviembre de 1620 anta la flota comandada por el almirante Veniero.
Tras estos acontecimientos, el Duque de Osuna fue llamado a Madrid en 1620, cediendo su flota a la corona y renunciando a su cargo en Nápoles. Al llegar a Madrid, el rey había fallecido, y debido a su oposición al nuevo gobierno fue encarcelado, donde murió en su celda en 1625 tras caer enfermo.
Bibliografía
FERNANDEZ DURO, Cesáreo, El gran duque de Osuna y su marina, Sucesores de Rivadeneyra, Madrid, 1885 (reed. Sevilla, editorial Renacimiento, 2006).
LINDE, Luis M., Don Pedro Girón duque de Osuna, Ediciones Encuentro, Madrid 2005.

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De la Gándara García, Sergio. "La lucha por el dominio del Adriático en el siglo XVII: Venecia y el Duque de Osuna". Historia 2.0. Recuperado en: http://historiadospuntocero.com/la-lucha-por-el-dominio-del-adriatico-en-el-siglo-xvii-venecia-y-el-duque-de-osuna/ [Consulta: fecha en que hayas accedido a esta entrada]

domingo, 16 de agosto de 2015

Pedro Jaime Moreno de Soto (coord.), Fuga MundiClausuras de Osuna. El monasterio de San Pedro (2014)


Pedro Jaime Moreno de Soto (coord.)
 Fuga Mundi. Clausuras de Osuna. 
El monasterio de San Pedro
 

  Amigos de los Museos de Osuna, 2014
    ISBN: 978-84-617-1925-9
        Texto Completo Libro (pdf)





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Esta obra consta de los siguientes volúmenes



    Vol. 1: Historia y Espiritualidad

    Vol. 2: Patrimonio

    Vol. 3: Inventario



Vol. 1: Historia y Espiritualidad. 2014



  • Los carmelitas en Osuna, P. Antonio Ruiz Molina, pp. 26-79
  • La reconstrucción del monasterio 1881 y 1883, Antonio Morón Carmona, pp. 79-87
  • La rehabilitación del monasterio 1999-2003, Salvador Cejudo Ramos, pp. 88-97
  • La última gran obra 1999-2003, Sor María Victoria Escamilla, pp. 98-105
  • Vida religiosa y espiritualidad en la época actual, Sor María del Carmen de la Cruz Gloriosa, pp. 106-117



Vol. 2: Patrimonio. 2014



  • El órgano, Andrés Cea Galán, pp. 120-129
  • La pintura, Lina Malo Lara, pp. 130-157
  • Retablos y esculturas, Pedro Jaime Moreno de Soto, pp. 158-193
  • Platería y joyería, Antonio Morón Carmona, pp. 194-209



Vol. 3: Inventario. 2014



  • Escultura, Antonio Morón Carmona, pp. 213-221
  • Mobiliario, Antonio Morón Carmona, 223-227
  • Papel, Antonio Morón Carmona, pp. 229-237
  • Pintura, Antonio Morón Carmona, pp. 239-249
  • Platería y Joyería, Antonio Morón Carmona, pp. 251-261
  • Retablos, Antonio Morón Carmona, pp. 263-267
  • Textil, Antonio Morón Carmona, pp. 269-277



¿Cómo acabó sus días el II Duque de Osuna?

¿Cómo acabó sus días el duque de Osuna?


José Luis Hernández Garvi, Lunes 27 de Julio, 2015
Don Pedro Téllez-Girón y Velasco Guzmán y Tovar nació en Osuna el 17 de diciembre de 1574. Hijo de don Juan Téllez-Girón de Guzmán, II duque de Osuna, viajó hasta Nápoles cuando aún era un niño. Joven intrépido y aventurero, hábil con la espada y enérgico de carácter, el heredero de la dinastía se acabó decantando por el oficio de las armas. Su mayor hito fue la victoria que obtuvo la flota patrocinada por él mismo frente al cabo de Celidonia, que determinaría el modo en que se iba a desarrollar la guerra en el mar. ¿Cómo se lo agradecieron sus compatriotas?
 
En contra de lo que hubiera sido lógico, la victoria de los galeones del duque de Osuna en el cabo de Celidonia señaló el ocaso de su buena estrella en la Corte de Madrid. Al actuar por su cuenta y riesgo con acciones corsarias contra los intereses de la República de Venecia, poniendo en peligro el equilibrio estratégico de fuerzas en Italia y desobedeciendo las órdenes del Consejo de Estado, se había granjeado la enemistad de importantes personalidades que conspiraban contra él enemistándolo ante el rey. En este sentido, nunca fueron tenidas en cuenta las perversas maniobras emprendidas por los venecianos, uno de los enemigos más peligrosos y taimados a los que entonces se enfrentaba la Monarquía hispánica.

Duque de Osuna, Venecia, QuevedoInmerso en un peligroso ambiente de tramas políticas, el duque de Osuna se vio implicado en la que fue conocida como Conjura de Venecia, oscuro incidente en el que también se vieron envueltos el marqués de Villafranca, gobernador de Milán, y el marqués de Bedmar, embajador de España en Venecia. Supuestamente se trataba de un complot organizado por las citadas autoridades españolas en Italia que contaba con la participación de un grupo de mercenarios franceses que debían crear un clima de inestabilidad y violencia en Venecia que forzase la intervención militar de España. 

Fracasada al ser descubierta, en realidad se trataba de una conspiración urdida por los propios venecianos para desprestigiar a sus rivales. A pesar de las sospechas sobre sus verdaderos instigadores, el escándalo salpicó la reputación del duque de Osuna.
Sin embargo no fueron los venecianos los que precipitaron su caída. Los numerosos enemigos del duque en la Corte difundieron el rumor de que ambicionaba la independencia de Nápoles de España, denuncia que no se correspondía con la realidad. A pesar de los esfuerzos que Osuna emprendió en su defensa, Felipe III prestó oídos a las voces que lo acusaban injustamente. 

El fallecimiento del monarca precipitó los acontecimientos y el duque fue detenido. Enfermo y abandonado por todos, el 24 de septiembre de 1624, Osuna el Grande o Pedro el Grande, nombres por los que en su época también fue conocido, murió en prisión como un vulgar delincuente. 

Francisco de Quevedo, que en su día ejerció como secretario de duque, dedicó unos versos en su memoria que reflejan con gran acierto la injusticia de la que fue víctima:

Faltar pudo su patria al grande Osuna,
pero no a su defensa sus hazañas;
diéronle muerte y cárcel las Españas,
de quien él hizo esclava Fortuna.